El salmón marinado es un plato que en mi casa hacemos muchísimo desde hace años, sobretodo si tenemos invitados. Queda un salmón sabroso y jugoso, perfecto para ponerlo sobre una tostada e hincarle el diente.
En casa lo hacemos tal cual, pero se le puede añadir sal ahumada o especias y hierbas, cada uno a su gusto, pero la verdad es que así básico gusta a todo el mundo y está delicioso.
Solemos aprovechar cuando el salmón está a buen precio y lo compramos entero, porque así lo congelamos una vez hecho y siempre tenemos listo para comer. También se puede hacer a trozos, siempre que sean algo gorditos. Además, al tenerlo en el congelador unos días incordiamos un poco al Anisakis de los c*j*nes ;)
Cuando lo pedimos en la pescadería (en caso de comprarlo entero) pedimos que nos quiten la cabeza y que nos separen el salmón en dos mitades a la larga y que quiten la espina. Que no lo escamen, porque se marina con piel y escamas. Como normalmente con la espina se va buena parte de carne (y además os lo van a cobrar igualmente) le decís que os ponga también la espina, porque después en casa a la plancha seguramente tendréis bastante para una ración.
En caso de querer hacer solo un trozo, que no sean rodajas, sino un trozo de lomo.
¿Os apetece? Pues vamos a ello:
Ingredientes
- Sal común y azúcar a partes iguales (suele haber suficiente con 1kg de cada uno, aunque depende del tamaño de la pieza)
- Salmón preparado como he explicado más arriba.
- Un recipiente con borde alto donde quepan justas las piezas que queramos hacer.
Preparación
- Mezclamos bien la sal y el azúcar y ponemos una fina capa (como de un dedo de grosor) en la base del recipiente.
- Sobre la capa de sal y azúcar colocamos los lomos del salmón con la piel hacia abajo.
- Cubrimos las piezas completamente con la mezcla de sal y azúcar.
- Dejamos reposar en la nevera durante dos días y una noche, o dos noches y un día (36 horas, vamos jaja)*.
- Sacamos las piezas y las ponemos un poco bajo el grifo de agua para quitarle los restos de sal y azúcar y lo secamos con un papel.
Así queda una vez marinado |
Una vez limpio, para congelar se envuelve muy bien en film y ya está.
Para mantenerlo en la nevera, lo mejor es envolverlo en un paño de algodón (que será para tirar porque después no hay forma de quitarle el olor) y en una bolsita de plástico. También se puede guardar envuelto en film, o sobre un plato.
Para cortar, lo mejor es empezar por la parte de la cola porque los cortes quedan más bonitos. Los primeros cortes estarán más secos, pero también están ricos. El truco es poner el cuchillo más hacia atrás y cortar en dirección a la cola quedando lonchas finas. Creo que con la foto de abajo sabréis a lo que me refiero.
Recordad que con el mismo trabajo podéis hacer un salmón entero y una vez preparado lo podéis congelar a trozos e ir sacando.
Cuando lo servimos en la mesa, nos gusta ponerle por encima unas bolitas de pimienta verde y un chorretón de aceite de oliva.
Espero que os haya gustado, un besote enorme!
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